Un ratón y otros dos,los ves correr,ciegos los tres…
Como dice Christopher Wren: «Adoro las canciones de cuna, son siempre tan trágicas y macabras… por eso les gustan tanto a los niños».
Es así, con la nana de los tres ratones ciegos, como empieza La Ratonera.
Para los que no la conozcáis, esta obra de teatro fue escrita por Agatha Christie allá por mediados del siglo XX y ha sido representada de forma ininterrumpida en el West End durante más de 60 años!! Más de 25.000 funciones!! 300 actores!! Me seguís, no?
La acción transcurre en los años cuarenta, en el interior de la mansión Monkswell, una casa victoriana a las afueras de Londres reconvertida a casa de huéspedes. El día de la apertura, los dueños se quedan atrapados junto con los seis primeros huéspedes en la mansión a causa de una gran nevada. Todo se complica con la llegada del Sargento Trotter para investigar la relación de los habitantes de la casa con un asesinato que ha ocurrido en Londres, del que sólo se sabe la descripción física del sospechoso (gabardina oscura, sombrero de fieltro y bufanda clara), y que dejó escrita la dirección de la mansión además de la letra de la nana de los Tres Ratones Ciegos. En una historia en la que nadie es quien parece ser y nadie está a salvo ni libre de sospecha, el espectador intentará llegar al fondo del asunto a la vez que los protagonistas de la historia. Y hasta aquí puedo leer porque… siguiendo con la tradición de la obra original, a todos los asistentes a la función nos informaron tras los saludos finales que ahora ya formamos parte del misterio que es La Ratonera y, por tanto, no podemos difundir el final de la obra.

Dicho esto sólo puedo concluir de una forma: Si tenéis la suerte de que LA RATONERA para en alguna ciudad cerca vuestra, no lo dudéis, CORRED A COMPRAR ENTRADAS. Os prometo dos horas de misterio y teatro de la mejor calidad.
M.
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