Sabes que eres un #Theatrenerd cuando te sabes todos los musicales y las obras que hay en cartel en Londres y NY, te falta tiempo para comprar las entradas en cuanto te enteras de que un buen espectáculo llega a tu ciudad… Pero con el tiempo, mejor dicho, con la edad empiezan a aparecer mini-theatrenerds. Personitas que quieres que compartan esa pasión por el teatro desde el principio. Puede que esas personitas sean tus hijos, sobrinos, ahijados, hermanitos, el vecino del segundo al que cuidas cuando salen sus padres y lo quieres como si fuera familia… da lo mismo. Llega el momento en que todo #Theatrenerd se plantea esta pregunta: ¿¿Me l@ llevo al teatro??

kids-acting-4Quizás alguno de vosotros conozcáis los beneficios de que los niños hagan teatro como actividad extraescolar: les ayuda a gestionar sus emociones, su creatividad, mejora la memoria, la concentración, les ayuda a interactuar mejor en grupo… Internet está lleno de artículos para papás que abordan este aspecto. Pero no es necesario que un niño haga teatro extraescolar para que pueda disfrutar de una buena obra o musical.

Igual que hace unos años decidí crear la «Guía de Bway para Principiantes» ante la avalancha de peticiones de ayuda de amigos y conocidos para elegir que musical ver en su viaje a NY, he decidido abordar este pequeño dilema al ver, muchas veces, situaciones que se podrían haber evitado de haber estado mejor aconsejados los adultos que iban con niños al teatro.

Este artículo surge en parte de mi experiencia personal, pese a que no tengo retoños propios aún en mi haber pero sí sobrinos, de situaciones de las que he sido testigo yendo al teatro y de anécdotas que me han contado a lo largo del tiempo. Espero que disculpéis cualquier asunción errónea que pueda hacer al respecto de educar a los pequeños de la casa, como he dicho, ni soy madre ni educadora infantil, he intentado informarme y contrastar opiniones con quienes sí lo son.

Este artículo está dividido en 3 partes. La primera abordará el aspecto de la edad a partir de la cual ir con los niños, la segunda hablará de cómo elegir la obra más apropiada y la tercera sobre cómo hacer para sacar el mayor rendimiento de la experiencia y que todos la disfruten lo máximo posible.

¿ES DEMASIADO PEQUEÑO MI ENANO PARA IR AL TEATRO? ¿A PARTIR DE QUÉ EDAD LO LLEVO?

No existe una edad idónea, depende mucho del niño y del tipo de producción, aunque de acuerdo con la media de edad de los espectáculos con cuyos actores hemos hablado, lo ideal es a partir de 4 años salvo que sea una producción especialmente indicada para niños de menor edad. Queralt Albinyana (Rent, Gisela y el libro mágico) nos contó que cuando su hijo era un bebé, buscaban obras más sensoriales, colores, música suave y espacio interactivo. Como cada niño es un mundo, el principal baremo que podéis usar es si el niño es capaz de aguantar sentado el tiempo que dura la función que queréis ver. Si se levanta, se aburre cuando está en casa haciendo una actividad como ver una película que tenga una duración parecida, quizás aún no es el momento… o si por el contrario, si es más pequeño pero le pones una película y no mueve ni un músculo, absorto, durante 2 horas, pues ¡adelante!. Normalmente, las producciones dirigidas al público infantil tienen una duración menor que una obra de teatro o un musical para adultos pero la el-rey-leon-gexperiencia puede resultar en desastre si el niño no aguanta bien hasta el final: él se aburrirá, se moverá, querrá hacer otra cosa, vosotros os agobiaréis pensando si está molestando al resto, sufriréis porque la criatura no lo estará pasando bien y, al final, acabaréis reticentes a repetir una experiencia que tan claramente fue un fracaso. Además, en que se comporte no es en lo único que influye la edad. Aitor Caballer (Aladín) comenta que en su musical, por su tipo de historia y la forma de contarla, lo más idóneo es a partir de los 5-6 años, porque requiere ya unas capacidades mayores de atención para seguir la obra. Lo mismo nos cuenta David Comrie (El Rey León), que su musical se recomienda a partir de los 6 años, no obstante, David coincide con Daniel Anglès (La Bella y La Bestia) en que muy frecuentemente son los adultos los que peor se portan en esos musicales.

¿DÓNDE LO LLEVO? ¿CÓMO ELIJO LA OBRA APROPIADA?

Avenue-Q-Madrid¡Uy, mira ese cartel con muñequitos, seguro que es para niños! ERROR. Este es un error no tan común, pero que yo he presenciado varias veces: pensar que un musical será apropiado porque tiene un cartel gracioso, te ha gustado una canción o quieres verlo tú. ¡Qué exagerada! ¡¿Quién puede haber sido tan animal?! -diréis-. Pues más gente de la que pensáis. Estando en una función de Avenue Q, que para quienes no lo conozcáis es como una versión X de Barrio Sésamo (con peluches, sí, pero de contenido muy adulto), vi como varios padres sacaban corriendo de la sala a sus niños al poco de empezar la función. En este caso, probablemente los padres vieron el cartel con el dibujo de la marioneta y no leyeron el letrero que advertía del contenido. También conozco el caso de una excursión escolar, con niños desde 1ºESO (12-13 años), que fueron a ver Más De 100 Mentiras, quizás porque a las profesoras les gustaba la música de Sabina o habían pensado que las canciones les resultaría conocidas y, al ver la temática del musical (asesinatos, cárcel, prostitución…), sacaron a todos los alumnos corriendo durante el entreacto. Otra situación, mucho menos traumática (y extrema), la viví yo en mis propias carnes cuando con 13 o 14 años me llevaron con el colegio a ver Cats. Aunque el musical no tiene temas que puedan no ser apropiados para niños, hay que reconocer que la historia es complicada. Incluso ahora, como adulta, me cuesta explicar qué narices les pasaba a esos gatos. Pese a que la música, las coreografías y el vestuario eran una pasada, la mayoría de los que íbamos se aburrieron, se salieron a mitad al hall o incluso se durmieron. En mi caso, salí de allí pensando que había sido bonito, pero no hizo nada por despertar mi pasión por los musicales, no sentí nada de ese entusiasmo que, por ejemplo, sentí al año siguiente cuando nos llevaron a ver Siete Novias Para Siete Hermanos.

tn-500_nufg5074¿Qué os quiero decir con esta batallita? No solo se trata de asegurarse de que lo que vayáis a ver sea apropiado para su edad tanto por temática como por duración, que no tenga contenido adulto o que pueda despertar preguntas que no creáis que sea adecuado contestar con esa edad, sino que es recomendable que sea algo que vaya a despertar su interés y lo sumerja en ese mundo… Por ejemplo, Victor G. Casademunt (Una Visita Espacial) nos cuenta que en su espectáculo, pese a que aparecen ellos en escena manipulando las marionetas, los niños se olvidan por completo de ellos y se les nota como se creen que los «muppets» estánGeronimo_Stilton.v1354532018 vivos y es increíble verlos cómo se meten en la historia. Algo parecido nos contaba Marina Pastor (Gerónimo Stilton), que afirmaba que aquel musical era la mezcla perfecta para los niños: personajes que ya conocían y a quienes ya les tenían un cariño especial + una puesta en escena sorprendente + música maravillosa y muy pegadiza.

Sin embargo, no os paséis de precavidos, no vaya a ser que pequéis por defecto, ya que también puede ocurrir que si es algo para niños más pequeños, no capte su atención y se aburra.

AHORA QUE YA TENEMOS CLARO QUÉ Y CUÁNDO, ¿CÓMO PODEMOS HACER PARA SACARLE EL MÁXIMO PARTIDO A LA EXPERIENCIA?

Hasta el niño más inquieto puede quedar absorto en una obra o musical si le hace ilusión verlo. Para que el niño anticipe ese momento y sea una experiencia más especial, lo ideal es ir preparándolo de antemano. Contarle lo que va a hacer, dónde va a ir, cuál es la historia si es un cuento conocido… todo con el objetivo de que viva con ilusión la experiencia. Además, es el momento de enseñarle unas normas de comportamiento básicas en el teatro. Está claro que son niños, son espontáneos y si tienen que hacer un comentario, lo más probable es que se les olvide que tienen que hablar bajo, pero si desde el principio se les enseña cómo tienen que actuar en el teatro, cuando sean mayores es más probable que actúen de una forma más cívica en estas circunstancias. Además, es una situación idónea para enseñarle también otros valores como el respeto a los demás, algo que no sólo repercute a la excursión al teatro sino a la vida diaria. Como dice Daniel Anglès, los niños son el público del futuro, por lo tanto, si ven a quien les acompaña juguetear con el móvil durante la función, también lo harán cuando crezcan, lo verán normal y no una falta de respeto.

Aunque no sean tan pequeños, si la obra trata algún tema controvertido o el argumento es más complicado, analizar los temas que trata, de antemano, puede hacer que la experiencia se convierta en educativa, además de entretenida, o que al entenderla mejor se sumerjan mejor en la historia. De hecho, en el musical RENT, se hacían funciones para adolescentes de instituto y los propios actores reconocen que fueron todo un éxito porque se le podía dar un giro didáctico a la experiencia, sumando que a los adolescentes no les gusta que se les trate como a niños.

Posteriormente, al finalizar la función, si vas con niños, comentar cuáles han sido los detalles que más le han impactado o divertido hará que recuerden con más cariño la experiencia. Muchas veces, con los niños más pequeños, en lugar de preguntarles qué les ha parecido, que es demasiado ambiguo, es mejor preguntar por cosas concretas.

Si tenéis suerte, al final de algunos espectáculos, los actores salen a hacerse fotos con los asistentes. Edgar Martínez (La Ventafocs al ritme dels 50s / La Cenicienta al ritmo…)  dice que con ellos la cola era siempre larguísima y ahí era donde apreciaban mejor las reacciones de los niños. David Comrie reconoce que ver El Fantasma de la Ópera en Toronto con 7 años y poder visitar el backstage y conocer al prota fue lo que hizo que se despertara ese sentimiento de curiosidad en el por ver más espectáculos. La visita backstage igual no está al alcance de todos, pero la esencia es la misma.

iainNo se trata de que la criatura se convierta en un experto crítico, como Iain Armitage (Iain Loves Theater), un renacuajo de 7 años que lleva ya un par de años yendo a todos los shows de Broadway y cuyas reacciones cuelgan sus padres en un canal de Youtube con miles de subscriptores. Es gracioso el chiquillo, pero he de reconocer que me repele un poco la vorágine en la que lo han metido esos padres… una celebrity con 7 años, aunque sea en un mundillo tan pequeño como el de Broadway, no suele traer nada bueno.

Concluyendo, ir al teatro con los niños puede convertirse en una experiencia maravillosa, tanto para ellos, que si les impacta o recuerdan con cariño la experiencia hará que vuelvan, como para vosotros, que disfrutaréis el doble de verlos embobados con la función. Lo único que requiere es un poco de planificación, paciencia por vuestra parte y esperad cualquier cosa. ¡Esta nueva aventura se convertirá en un recuerdo para toda la vida!

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M.

(Quiero agradecer la colaboración de los actores: Aitor Caballer, Edgar Martínez, Víctor G. Casademunt, Queralt Albinyana, Daniel Anglès, David Comrie y Marina Pastor. También de las mamás que amablemente contestaron a mis preguntas).