El domingo pasado pudimos disfrutar de uno de esos eventos que tanto nos gustan… ¡el Musical Participativo de Obra Social La Caixa! Este año prometía ser más grande que nunca y así fue. El espectáculo tuvo lugar en L’Auditori de Barcelona, con un coro de más de doscientos aficionados, unos solistas de lujo (Mone Teruel y Sergi Albert) y un repertorio de éxitos de Broadway que entusiasmaría a cualquier theatre nerd.
Con dirección musical de Óscar Peñarroya, dirección escénica de Xavier Casan y traducciones al catalán de César Aparicio, Maria Carme Mateu y el propio Peñarroya, Salvador Brotons y su Banda Municipal de Barcelona se encargaron de orquestar el espectáculo para deleite de nuestros oídos.
En resumen, un repaso por la historia de los musicales a lo largo del siglo XX en el que pudimos disfrutar de temas tan conocidos como I got rythm, Anything Goes, You’ll never walk alone, All that jazz o Do you hear the people sing? (que incluso coreamos como público) o de joyas a las que estamos menos acostumbrados como Skid Row («Little Shop of Horrors»), Sunday («Sunday in the Park with George») o New Music («Ragtime»).
Como espectadores, hemos de reconocer que disfrutamos especialmente de la gran pareja que formaron Mone y Sergi Albert, cuya experiencia en el género les permite interpretar las canciones con una facilidad aplastante y transmitir al público su amor por el mismo. Al principio del concierto nos anunciaron que Mone estaba «acatarrada» pero a nosotras nos encandiló como siempre con su voz y su presencia en el escenario, y nos recordó porqué es una de nuestras favoritas.
Pero no nos olvidemos de lo más importante: EL CORO. Para ser un musical participativo en el que se supone que los miembros del coro no son profesionales, ¡sonaron increíblemente bien! Menos coreografiados que en otros musicales participativos que hemos visto, su punto fuerte fueron las voces, que brillaron especialmente durante You’ll never walk alone, Sunrise, sunset, y el animado Welcome to the 60s de Hairspray (podemos afirmar que Sergi Albert sería una gran Edna . Ahí lo dejamos…).
Lo más bonito fue, como siempre en este tipo de eventos, la alegría y el entusiasmo que transmitían todos y cada uno de los miembros del coro, que nos hizo preguntarnos ¿por qué no nos hemos apuntado al musical participativo? Así que quién sabe… Quizás para el próximo os contamos cómo se vive la experiencia desde dentro.
¡Por muchos más musicales participativos!
Paola Marín
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