La relación entre política, poder y corrupción casi siempre ha sido controvertida (por lo menos en este país). No hay demasiadas obras de teatro que hablen de este vínculo. De hecho, cuando una sociedad está quemada de la situación política que vive quizá no tiene muchas ganas de seguir hablando de ella. Es por esto que tiene un valor especial un texto que sí habla de corrupción en su única trama principal, un texto que pone delante del púbico situaciones que han existido, existen y seguirán existiendo en el panorama político mundial.

El secretario general de un partido que está a punto de ganar las elecciones decide explicar a su mano derecha que va a dimitir. Muchos años dedicados a la política le han hecho perder de vista sus objetivos iniciales, propósitos que eran realmente sociales. Ahora, una situación personal difícil y acciones hipócritas por parte de miembros de su círculo más cercano le han llevado a tomar una decisión que su compañero quiere evitar por todos los medios posibles.

Dignitat está compuesta por una escenografía muy simple que representa un despacho elegante propio de un secretario general; un texto de Ignasi Vidal, como se ha dicho ya, muy verosímil, y dos actores –Octavi Pujades y Roger Pera– cuya interpretación no baja del notable. El conjunto hace que el resultado final sea bastante bueno, y con un final bastante sorprendente.

En unos tiempos en los que cuesta tanto llenar los teatros, cosa que pudimos comprobar tristemente en el Aquitània Teatre, este espectáculo (en cartel hasta el domingo 24 de febrero) resulta imprescindible para todas aquellas personas a las que les gusta reflexionar sobre ética y moral. Para ver desde la platea cómo somos capaces de mentir, coaccionar, presionar, defender o confesar cualquier cosa y cómo actuamos cuando estamos en situaciones límite.

GALERIATEATRE-BARCELONA-dignitat-3-720x480

                                   Cinta Paloma