Esta semana hemos tenido en el Teatro Olympia de Valencia de nuevo la obra “Señora De Rojo Sobre Fondo Gris” protagonizada por José Sacristán

José Sacristán, dirigido por José Sámano, devuelve a la vida este texto de Miguel Delibes en el que cuenta la historia de su vida junto a su esposa, Ángeles de Castro, retrata la personalidad de esta mujer que lo fue todo para él y, sobre todo, describe el proceso de la enfermedad que le condujo a una muerte inesperada a los 48 años. 

La obra cuenta la historio, en forma de monologo de un pintor con muchos años en el oficio que lleva tiempo sumido en una crisis creativa. Desde que falleció de forma imprevista su mujer, que era todo para él, prácticamente no ha podido volver a pintar. Estamos en el verano y otoño de 1975. La hija mayor de ambos está en la cárcel por sus actividades políticas, y es en esas fechas cuando surgen los primeros síntomas de la enfermedad de su madre que la hija vivirá desde dentro de la prisión. Es otro recuerdo permanente en la vida de su padre, que también ahora revive

Tuvimos la suerte de que el sr. Sacristán nos pudiera hacer un hueco en su apretada agenda para contestarnos unas preguntas. A continuación, podréis leer lo que nos contó.

BIS: Era usted amigo de Delibes, ¿Cómo surgió la adaptación de esta obra? Parece ser que inicialmente no estaba muy a favor de esta adaptación…

JS: Nunca lo estuvo, el permiso definitivo nos lo dieron sus hijos. Él consistió, algo más de dos años antes de morir, que yo hiciera una lectura dramatizada de un par de pasajes de la obra. Cuando se publicó la novela yo estaba haciendo una obra suya, Las guerras, pero Miguel (Delibes) me dijo siempre que no quería que nadie le pusiese cara al personaje porque él no le había puesto la suya. Pero yo quedé fascinado desde un primer momento con la novela y conseguí convencer a mi amigo Pepe Sámano, que falleció lamentablemente poco después del estreno en Barcelona, y nos pusimos a hacer la adaptación, pero ya digo, el permiso definitivo nos lo dieron sus hijos. 

BIS: La obra habla del duelo, de cómo el personaje se enfrenta a la enfermedad y posterior muerte de su esposa, y cómo ello le condiciona en su vida y en su proceso creativo. ¿Interpretar este personaje ha influido de alguna forma en su manera de afrontar el duelo?

JS: No. Yo hablé mucho con Miguel, tuve ocasión de conocerle… Falleció mi madre durante las representaciones de Las Guerras y hablamos mucho sobre el dolor, la pena… pero ya tiene uno su propia experiencia. Lo que sí es el privilegio de poder hacer una obra como esta, tener un material dramático de esta calidad. Y luego en lo personal poder rendir un homenaje a una persona con la que tuve el privilegio de tener una amistad. Siempre de algo te sirve, el amor al trabajo y encarnar vidas ajenas siempre afecta e impacta con la tuya, pero no es el caso de modificar nada.

BIS: ¿Qué es lo más duro de interpretar esta obra, con el torbellino de emociones que conlleva…?

JS: Duro nada, al contrario, aunque parezca una paradoja. La facilidad viene dada por la bondad del texto, cómo Miguel construía los personajes, la riqueza de matices, sobretodo los pequeños detalles. La única dificultad puede darse porque todos los días hay que hacer que la función esté viva. Que lo que vea un día un espectador ni lo haya visto el del día anterior ni lo vaya a ver el que venga el día después. Pero para mí esto no ha supuesto nunca ninguna dificultad sino todo lo contrario. 

BIS: Con una carrera tan dilatada como la suya, mirando al pasado, ¿que le diría a su yo de los inicios?

JS: Pues iba a decir una vulgaridad, pero diría que olé mis testículos. La satisfacción de volver la vista atrás y reconocerme en mis errores, las meteduras de pata y los atropellos que haya podido cometer, pero celebrar que aquel crío que un día vio una película en el cine de su pueblo decidió que esto era lo que él quería hacer, no siendo nada fácil, celebrar el estar aquí, siguiendo en la brecha.

BiS: ¿Se daría algún consejo?

JS: No, antes monja que dar consejos. Porque esto es una cosa personal, que cada uno o cada una lo enfrente según su vocación, su ánimo y sus voluntades.

BiS: En una carrera tan prolífica como la suya no se ha ceñido a ningún género y podríamos decir que ha tocado todos los palos… ¿hay alguno que quede más cerquita de su corazón?

JS: No. No tengo preferencias ni por géneros ni por medios. El teatro es probablemente la tabla de gimnasio mas completa para un actor, pero le tengo muchísimo respeto a la cámara. Y por otra parte nunca me ha parecido mas difícil hacer una tragedia griega que un vodevil. He hecho musicales, he hecho zarzuela… es una suerte transitar por todos estos géneros y pasártelo pipa.

BiS: Y de todo esto, ¿hay alguno o un top 5 que recuerde con más cariño?

JS: Uno solo no te sabría decir, están todos ahí metidos, forman parte de mi vida todos ellos.

BiS: Cuando empezó a promocionar esta obra por 2018 dijo que cabía la posibilidad de que se acabara retirando con esta obra…

JS: Yo lo que dije es que tengo ya una edad, tengo 85 años, iba a ser muy difícil que encontrase un texto como este, pero ya lo he encontrado. El sentido común me hace ir pensando en la posibilidad de quedarse en casa, pero nunca retirarme ¡ni muchísimo menos!. De hecho, si todo va bien acabaremos con Señora De Rojo, o la aparcaremos, en Buenos Aires a finales de año y ya para el año que viene tengo previsto con Juan Mayorga una obra suya para La Abadía. 

BiS: ¿Qué tiene que tener una obra, un proyecto, para que le tiente?

JS: Que me guste, solamente. Normalmente suelo ser una buena correa transmisora de sentimientos, sentires o padeceres del ciudadano medio. Me gusta hacerme cargo de personajes que, a parte de lo que le pueda gustar a la gente, sean de alguna utilidad, aunque sea por un ratito solo. Nosotros no cambiamos la historia, pero espero que le sea de utilidad a alguien.

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M.